jueves, 23 de abril de 2009

El Loco y la Triste




En El loco y la triste, dos personajes se encuentran en un edificio semi derrumbado y que no tardará en ser destruido, para dar lugar a otros proyectos.
La obra presenta dos personajes marginados y solitarios que parecen estar próximos al fin de sus vidas: el loco encuentra el resguardo de la realidad en la bebida, y busca su final en el paraíso que imagina más allá de su muerte; la triste, prostituta ya mayor, trata de encontrar el suyo en una casa, aquí, ahora y en este lugar. El loco deja que a su vida se la lleve la bebida; la triste arrastra la suya en la cojera de su pie.
El loco y la triste hablan constantemente en un dialecto chileno, que a veces es diálogo, otras monólogo y a veces monólogos superpuestos; las voces se sienten como un rodar de ripios en el lecho del arroyo humano, revelando su soledad y desamparo; una perspectiva que cada espectador recibe de acuerdo a sus vivencias personales.

No soy la Novia




Esta obra pretende contar la decadencia de una clase social protegida y cerrada sobre sí misma. No soy la novia, intenta desentrañar la intimidad de esos hogares, enfrentando un momento de perturbadora oposición entre lo que se dice y lo que se hace, con el momento de su fermentación. De esta manera, ciertos eventos no encontraron cómo ser nombrados y fueron relegados a oscuros rincones de la mente. No solo nos cuenta los aspectos no dichos de la infancia de Alicia, sino que también agrega un comentario sobre la manera en que el teatro y la literatura de una época trataron los aspectos de la palabra en desfase con su entorno factual. La casa como ícono del orden anterior y como reflejo de la mente de Alicia, la protagonista, permite vislumbrar de qué modo No soy la novia entiende la familia como una bisagra entre el individuo y la sociedad.